12 de enero del 2011. Academia del cine. Pre-estreno de «La daga de Rasputín», la nueva película de Jesús Bonilla con sus coleguitas de los Serrano.
No tenía mucha esperanza. Una película menos, una película más, ya poco importa. Mala racha. Visionados frenéticos que rozan la estupidez y juegan en el campo de la mediocridad. Esta semana me he negado a hacer las críticas de ciertas películas, pero esta vez tengo la obligación de denunciar la pobreza cinematográfica. Creo que es hora de comprar las pastillas contra el dolor ajeno. Tal vez me ayuden a aliviar mis migrañas y la sensación de mareo. Tal vez…
«Es una pena que no se premien películas de comedia en España» (Antonio Resines). No me extraña si este es el tipo de comedias que se hace en España. Ningún sentido, ninguna coherencia.»El público necesita reirse, eso es lo que quieren» (Juan Luís Galiardo). No quiero ser engañada. No quiero que me tomen por tonta. Y no quiero participar en esta manifestación farsante. Mediocridad y simplicidad mezclados con una pincelada de ridículo. Ojalá esa no sea la receta de los libros de cine. La actuación de los personajes es irritante, y casi insultante en el caso de los dos personajes femeninos (la mujer y la hija de Papeles). Carencia extrema de todo.
12H00 Rueda de prensa con los actores, el director y los productores. Mismo nivel, mismo papel para Jesús Bonilla y sus compañeros. Han decidido reirse y yo elijo burlarme. Y lo peor está aún por llegar. Hoy he podido descubrir el lado oscuro de la televisión y el cine. Un mundo de ilusiones, llenos de pedantes actuando en un gran paripé. Aparecen «el torito» (un «periodista» de Telecinco) y «Romina» (Tonterías las justas) como dos profetas. Dos personajes que juegan a ser estrellas cuando deberían ser humildes. Y yo, hoy, me pregunto: ¿Uno se puede presentar a una rueda de prensa sin haber visto la película? La respuesta es evidente. Ellos se permiten interrumpir para montar un espectáculo, hablando de temas que hoy, en esta rueda de prensa, nos son completamente indiferentes. Las preguntas, apenas tienen que ver con la película y acabamos hablando de ensaladilla rusa. ¿Absurdo, o no? La intervención de estos monigotes acaba con una polémica frase «Viva Telecinco».. Sin más comentario…
Finalmente, conseguimos una entrevista personal con Jesús Bonilla. Un hombre gracioso, sencillo que en seguida nos transmite confianza. Contesta inteligentemente a nuestras preguntas al igual que evita mis comentarios. «Yo no soy muy fan de este tipo de humor». Risas falsas entrenan la siguiente pregunta. Incluso se atreve a preguntar ¿Os ha gustado la película? El silencio, por mi parte, bastó.
Infravaloramos demasiado el silencio igual que sobrevaloramos demasiado el trabajo de actores ya muy conocidos. Convencer al público es el constante reto de todo artista, sea quien sea. Y por esta vez, no se ha cumplido.
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